jueves, 29 de mayo de 2008

Diluvio Universal



Hartito le tienen a uno las trifulcas de los políticos y periodistas del mes, léase Jiménez Losantos y Gallardón. Me interesan menos que las tetas nuevas de la señorita Obregón.

Hartito también de la pornografia caníbal de los llamados periodistas, para mi opinadores, que con sus comentarios y tertulias destripan a la Política con el me gusta todo de ti pero tu no, que cantaba Serrat, el yanotajunto del niño de cuatro años que le han robado los cromos a la puerta del colegio o el quetefollenperoquenomeentere de algunos marsupiales con forma humana que marcan a sus parejas.

Las llamadas izquierdas y algunas de las llamadas derechas se están frotando las manos con el asunto y ya están alquilando hoteles para celebrar la caída y/o resurrección del Arturo Ui, según el partido con el que uno se acueste. Los ejércitos se están organizando preparándose para un ataque rápido y efectivo que no deje títere con cabeza o como mínimo que haga el mayor daño posible, las bombas de racimo están en oferta.

La política, en general, me entristece y en particular, me toca los huevos. Soy de los que cree que hoy por hoy, no hay político honesto, no porqué él no quiera serlo, sino porqué el oficio lo lleva consigo. Tendría que llover mucho para cambiar mi opinión. Y ha llovido para calmar los ánimos pero no para salvar la humanidad. Quizá tendríamos que plantearnos el provocar un pedazo de diluvio universal pero sin el arca, los animales y mucho menos al tal Noé. Borrón y cuenta nueva.

Creo que urge para el bien de la humanidad que nos empecemos a plantear seriamente que el tinglado que hemos montado, este circo griego dónde crecen los enanos, no funciona. Que no funcionaba para los que no estaban invitados a la función, ya lo sabíamos, pero nos lo tragábamos y de vez en cuando nos lavábamos las conciencias. Hoy ya no funciona para el público del anfiteatro ni para los que se creen que están en platea. Sólo a los pocos que han podido comprar los palcos, les funciona, sólo a ellos. Basta ya.

Mi amigo Juan, apuesta por una Little Boy a lo bestia que nos mande todos a tomar por culo, que es lo que nos merecemos. Pero no hoy, mejor la semana que viene. Ayer se ligó una chati que está más buena que el pan y que le hace perder los sentidos. Brindamos, vermú en mano, por las mujeres. Lo más guapo del mundo mundial, sentencia él, trincándose el aperitivo, aceituna incluida.

jueves, 8 de mayo de 2008

Mariposas


En revisando mi discografía para poder entender un poquito más a mi amigo Juan, rescaté a los Mártires del Compás, a juicio suyo, lo mejor del mundo mundial. Hoy olvidados por casi todos y recordados por casi nadie. Fui a rescatar una pieza que recordaba no sé porqué, Metamorfosis. Tremendo reencuentro con el estribillo. Se lo transcribo: Pero antes que mariposa, fue gusano y fue capullo. Y pensé, pues sí. Todos nacemos gusanos, nos volvemos capullos y algunos se convierten en mariposas. Esta última metamorfosis pasa raras veces pero pasa.

Los hombres nacen gusano y se arrastran por el suelo, a paso lento, impreciso, sin objetivo o meta a seguir, metiéndose por agujeros y recovecos que no deberían para luego volver atrás. Son feos, repugnantes y no les quiere nadie, o al menos eso piensan ellos. Indefensos, el resto de mundo se los merienda a la primera de cambio sin pedirles permiso. Muchos de ellos se quedarán toda su vida siendo gusano, ya sea porque no se atreven a cambiar, ya sea porque no les dejan.
Otros aprenden de la vida gusano y deciden poner fin a esa existencia triste y anodina. Se convierten en capullos. Una salida hacia delante. Para tras ni para coger carrerilla. Sus víctimas, los gusanos. Se creen fuertes, inexpugnables, se encierran en su crisálida particular, ese torreón a prueba de la verbigracia de la concurrencia y a veces incluso del puñetazo en la cara y la patada en los huevos. Son altivos, arrogantes, soberbios, mentirosos, ruines, traidores y demás. Todo un regalo al mundo, vamos.
Solo unos pocos deciden abandonar la vida capullo y intentar metamorfosearse en mariposa. Dejar las raíces del capullo, alzar las alas y volar. Su color de la piel cambia, su aspecto también, incluso su cuerpo, antes arrugado y surcado por los hilos de la rabia, odio y envidia, ahora es bello, simétrico incluso se disfraza de colores.
Son pocos y están en vías de extinción, ya sea por esto del cambio climático que sospecho que aún no sabemos bien bien que coño es o por esto de la globalización que sospecho que ya hace muchos años que sabemos bien bien lo que es; sea por lo que sea los estamos expulsando del paraíso. Resulta muy difícil ver al hombre mariposa pero sabemos que existe y esta es nuestra esperanza. Creo yo.

Mi amigo Juan, enseñándome su colección de mariposas atravesadas por alfileres regalo de su abuelo materno aficionado a la lepidoteca, me canturrea una de las últimas canciones de Macaco que le mola: Como el agua calé. Se la recomiendo es un remedio casero para los gusanos.

Y pedimos unas anchoas y unas cañas. Las cañas, para matar la sal, aclara él.